
El Partizan de Vistalegre sólo se pareció al equipo que ganó el partido de la primera vuelta en los nombres y en la camiseta hasta que reflexionó en el intermedio.
Pasó de cero a cien en el receso, remontó y, de no ser por el croata Marko Tomas, que anotó un triple bajo la guillotina para decantar el choque (68-67), habría triunfado.
No le quedó otra opción que la épica por los pecados de cometidos en los dos primeros cuartos. El Madrid salvó la contienda porque cada vez muestra mejores argumentos.
Y, en segundo término, porque los blancos gozan de las bondades de un campeón del mundo, subcampeón de Europa y olímpico con la camiseta de España que responde al nombre de Felipe Reyes y que lleva una temporada de auténtico lujo en todos los frentes.
Dio el pistoletazo de salida y reapareció para meter los tiros libres de la cuenta atrás. Indispensable.Reyes prendió la chispa de un conjunto cuya mejoría salta a la vista, pero que, después de todo, necesitó sufrir para ganar.
Las apreturas de Belgrado a finales de octubre han desembocado en la capacidad para soportar una reacción como la consumada por los hombres de Dusko Vujosevic en la segunda parte, cuando nadie la esperaba, sin perder la brújula.
Tomas también merece todo el crédito. El triple ganador que anotó recordó al que consiguió en la primera fase del Europeo 2007, en Sevilla, y supuso la primera derrota de la selección nacional bajo la dirección de 'Pepu' Hernández.
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